Y entre los nuevos estrenos, sin duda refulge como un diamante de 250 quilates Boardwalk Empire, el puñetazo que ha dado en la mesa HBO ante el acoso a que estaba siendo sometida por parte de la competencia, con AMC y SHOWTIME al frente.
Boardwalk Empire tiene un Piloto absolutamente genial, en el que se nota la dirección de Martin Scorsese y también los 18.000.000 $ de presupuesto. Y es que en este episodio piloto se notan las ganas que tenían de enseñar el vestido nuevo y carísimo que se acaban de comprar, porque toda la ambientación, diseño de producción, vestuario, decorados, etc… son absolutamente espectaculares y ayudan a la presentación de los personajes y a que te sumerjas en la historia que te cuentan sin ningún tipo de problema.
Una historia tan interesante como es la consagración de Atlantic City como ciudad del pecado en los locos años 20. La acción comienza el día en que se promulga la Ley Seca en EEUU y nos presenta a Nucky Thomson, un político corrupto que se piensa forrar con esta ley, interpretado por Steve Buscemi, que tras un primer contacto con la HBO, Terence Winter y una historia de mafiosos en la quinta temporada de Los Soprano, (donde interpretó al Primo de Tony, Tony Blundetto) se carga a la espalda sin ningún esfuerzo el proyecto con más futuro de HBO, a la espera de la Llegada del Invierno el próximo año.
Le rodea un reparto de caras menos conocidas en distintos papeles, donde predominan los canallas simpáticos, que como en Los Soprano nos hacen sonreir con sus ocurrencias, cuando no dejan de ser un grupo de delincuentes que extorsionan, roban y matan sin ningún tipo de prejuicio, creo sinceramente que conseguir esto tiene un gran mérito por parte de los guionistas.
Entre estos personajes, y a peser de ser de momento un secundario, para mí personalmente destaca Michael K. Williams ya que es inevitable pensar en su personaje como en el bisabuelo de Omar, traficando con Whisky en vez de con Heroína y capaz de convertir 500 botellas de whisky en 3000, como afirma en el tercer episodio.
Tras tres episodios, la serie se ha estabilizado, ya que en el segundo y tercer episodios tengo la sensación de que los creadores de la serie saben que ya han enseñado bastante el vestido nuevo y se centran en el desarrollo de la historia desde varios ángulos.
Por un lado muestra como un granuja sin escrúpulos como es el protagonista sabe que está en un momento en el que se acerca a un punto de no retorno, donde tendrá que decidir si seguir por la vía criminal con todas las consecuencias, (¿no recuerda un poco al bueno de Walter White?) ya que con ese doble juego moral que ha mantenido hasta el momento no le será suficiente para pescar en un caladero donde hay tiburones más gordos procedentes de New York (como Arnold Rothstein o Lucky Luciano) o Chicago (Jhonny Torrio o un joven y ambicioso Al Capone).
Por otro lado, uno con menos lujo y glamour, vemos como un veterano de la primera guerra mundial, Jimmy Darmody intenta hacerse un hueco entre los buscavidas del momento y como una mujer maltratada, Margaret Schroeder, intenta sobrevivir y alimentar a su familia (la niña tiene un momento sobrecogedor en el episodio piloto) con la ayuda de Nucky Thompson.
La esencia de la serie se podría resumir como una mezcla de Los Soprano, The Wire y Erase una vez en America con la ambientación de Mad Men y bajo el sello de HBO.
Y es que para mí existen claras influencias de Los Soprano (obvio teniendo a Terence Winter detrás), no solo por la temática eminentemente mafiosa si no por ese reflejo de cómo es el día a día de los criminales y como describe un mundo sumamente duro donde hay una competencia salvaje por sobresalir y en el que comes o te comen.
También me recuerda a Mad Men por el cuidado detalle de una época relativamente reciente y su recreación histórica, a Erase una vez en América por los hechos similares que describen y a The Wire en lo pausado de los tiempos y en la precisión de los detalles.