Tengo mucho pendiente de lo que hablar, ya que debido a la eterna escasez de tiempo no he podido hacerlo antes y poco a poco me iré poniendo al día. Pero tengo que hablar de una serie de la que tras ver un sólo episodio ya me enganchó, se trata de Downtown Abbey y es un dramón inglés de época, de esos que te puede repeler un poco según te cuentan el argumento, pero que si le das una oportunidad, no te defrauda.
Y es que la calidad y el detalle con que está realizada esta serie es increíble, la banda sonora es espectacular y la actuación de todos los actores sobresaliente, además de acertar plenamente en el casting, ya que al igual que ocurre en Boardwalk Empire o Mad Men, los personajes tienen cara de antiguos, y en este caso particular los miembros del servicio tienen cara de criados y los señores de aristócratas.
La historia que narra es una mezcla bastante equilibrada entre Arriba y Abajo, Sentido y Sensibilidad y Gosford Park (el creador de la serie, Julian Fellowes, obtuvo un oscar como guionista de esta magnífica película) y todo ello con un toque de culebrón que aporta un interés extra al desarrollo de la acción y al espectáculo visual que suponen los decorados, el vestuario y la música, una auténtica joya. La primera secuencia en la que seguimos a un sirviente por toda la mansión es espectacular y consigue introducirte en la historia desde el primer minuto.
El argumento nos traslada a la Inglaterra de principios de siglo, más concretamente a 1912. Un conde recibe la mala noticia de que su heredero, y prometido de su hija mayor ha fallecido en el hundimiento del Titanic. Al no tener ningún hijo varón que herede el título, ya que tiene tres hijas y las mujeres no pueden heredar, el siguiente en el orden de sucesión será un joven primo lejano que ejerce como abogado y su madre, ambos de clase inferior y que pronto serán catalogados como nuevos ricos.
Por otro lado, toda esta acción se entremezcla con las vivencias, esperanzas y anhelos de los criados, entre lo que hay buenos y malos y una jerarquización quizá aún más estricta que entre los señores.
Algo del argumento quizá chocante, pero que tiene toda la lógica del mundo es la aparente docilidad con que Lord Grantham, el señor de la casa, se somete a la pérdida para sus hijas, no sólo del título de conde, si no de toda la fortuna de la familia, proveniente de su mujer y que al estar incluida en la dote, pasará junto con el título a su heredero, en este caso el recién llegado primo Matthew Crawley.
Y es que ante una situación tan injusta para la mujer como es la de no poder heredar el título, para Lord Grantham la pervivencia de la institución que representa, el condado de Grantham y Downtown Abbey, está por encima de los intereses individuales, incluidos los de sus propias hijas, por lo que la función de estas sólo es aspirar a casarse con algún marido rico.
Esta situación de injusto machismo para la mujer, aunque hay que dejar bien claro que a mi juicio la serie no pretende ninguna denuncia social, si no tan sólo describir como eran las cosas en esta época, recuerda otras series actuales como Mad Men, cuyo tema principal podría ser el machismo, Boardwalk Empire, donde se refleja excepcionalmente bien la vida diaria de las amantes de los políticos y ricachones de la época o incluso la película Titanic, donde Rose se encuentra ante la necesidad de casarse con un millonario para que el buen nombre de la familia puede pervivir.
En la parte de los criados, tal vez la más interesante, para mi destacan sin lugar a dudas el recién llegado a la mansión John Bates y su optimista visión de la vida, a pesar de todas las dificultades que se encuentra debido a su cojera y el auténtico capo dentro de este micromundo, el Mayordomo Mr. Carson.
El argumento nos traslada a la Inglaterra de principios de siglo, más concretamente a 1912. Un conde recibe la mala noticia de que su heredero, y prometido de su hija mayor ha fallecido en el hundimiento del Titanic. Al no tener ningún hijo varón que herede el título, ya que tiene tres hijas y las mujeres no pueden heredar, el siguiente en el orden de sucesión será un joven primo lejano que ejerce como abogado y su madre, ambos de clase inferior y que pronto serán catalogados como nuevos ricos.
Por otro lado, toda esta acción se entremezcla con las vivencias, esperanzas y anhelos de los criados, entre lo que hay buenos y malos y una jerarquización quizá aún más estricta que entre los señores.
Algo del argumento quizá chocante, pero que tiene toda la lógica del mundo es la aparente docilidad con que Lord Grantham, el señor de la casa, se somete a la pérdida para sus hijas, no sólo del título de conde, si no de toda la fortuna de la familia, proveniente de su mujer y que al estar incluida en la dote, pasará junto con el título a su heredero, en este caso el recién llegado primo Matthew Crawley.
Y es que ante una situación tan injusta para la mujer como es la de no poder heredar el título, para Lord Grantham la pervivencia de la institución que representa, el condado de Grantham y Downtown Abbey, está por encima de los intereses individuales, incluidos los de sus propias hijas, por lo que la función de estas sólo es aspirar a casarse con algún marido rico.
Esta situación de injusto machismo para la mujer, aunque hay que dejar bien claro que a mi juicio la serie no pretende ninguna denuncia social, si no tan sólo describir como eran las cosas en esta época, recuerda otras series actuales como Mad Men, cuyo tema principal podría ser el machismo, Boardwalk Empire, donde se refleja excepcionalmente bien la vida diaria de las amantes de los políticos y ricachones de la época o incluso la película Titanic, donde Rose se encuentra ante la necesidad de casarse con un millonario para que el buen nombre de la familia puede pervivir.
En la parte de los criados, tal vez la más interesante, para mi destacan sin lugar a dudas el recién llegado a la mansión John Bates y su optimista visión de la vida, a pesar de todas las dificultades que se encuentra debido a su cojera y el auténtico capo dentro de este micromundo, el Mayordomo Mr. Carson.
Al igual que ocurría en Arriba y Abajo, creo que este personaje representa el conservadurismo en su estado más puro, y personifica la lucha por la pervivencia de un sistema de vida anticuado y obsoleto y al que el ritmo de la vida moderna y la inminente Primera Guerra Mundial terminará por derrotar. Y al igual que ocurre en Lo que el Viento se Llevó, sus protagonistas se empeñan en intentar sostener para evitar que desaparezca definitivamente.
En resumen, se trata de una pequeña historia narrada con un gran ritmo que hace que los siete episodios de que consta se hagan muy cortos y cuya principal virtud creo que consiste en hacer que te sumerjas en la historia y conozcas a todos los personajes rápidamente, y poder así disfrutar de la televisión de alta calidad que hacen en el Reino Unido.