Gossip Girl.... Ya es primavera en Nueva York

jueves, 14 de octubre de 2010

¿Porqué sigo cada semana Gossip Girl?.... no encuentro explicación, pero lo hago. 
Como excusa principal tengo que decir que es mi mujer la única impulsora de que veamos esta especie de mezcla entre anuncio de perfume navideño y video de "Ya es Primavera en el Corte Inglés", cada semana, y aunque es fácil echarle la culpa a ella, también tengo que reconocer que en el fondo algo de interés puede llegar a tener, sobre todo porque siempre ayuda a la autoestima ver las peripecias de unos personajes tan patéticos como los que pueblan el Upper East Side.

Y es que aunque tengan mucha pasta, vistan muy bien, vayan de viaje a Paris o Milán como el que va a la vuelta de la esquina, las vidas de los protagonistas son aburridísimas, porque siempre están dando vueltas en círculo enrollándose entre ellos y dando la sensación de no saber disfrutar de los lujos en los que viven, ya que siempre tiene una dudas existenciales y unos rollos macabeos en la cabeza tremendos, cuando todos sus problemas se reducen a que me gusta Fulanito y no me hace caso o Menganita no me quiere.

Los personajes más patéticos de la historia de la tele son sin duda el sosaina de Dan Humphrey y su padre Rufus, (el nombre ya indica un poco por donde va la cosa) y no es sólo porque no les haya cambiado la cara en cuatro años que llevamos de serie, independientemente de que se enteren de que les ponen los cuernos, van a tener un hijo o se vayan a casar, si no porque las tragaderas que les ha dado Dios, o en este caso Stephanie Savage y Josh Schwartz como creadores de la serie, no tienen límites.

En mi personal clasificación de Personajes Anti-Bauer de la TV (Jack Bauer es sin duda el prototipo de Tío, Tío) son sin duda los líderes destacados, seguidos de cerca por el de la gorra patrás (Luke en Las Chicas Gilmore) y Toni Alcántara. Y es que no se puede ser más arrastrado que estos dos a los que les engañan, les mienten, les encasquetan hijos que no son suyos, les ponen los cuernos y les torean y siguen con su cara impasible y semi lela.

Cierta pena me da el caso del padre, Rufus, cuyo papel en Hermanos de Sangre era justo lo contrario, pero al menos parece que en esta serie le pagan bien, no tiene muchas exigencias interpretativas y no corre riesgo su personaje. Aunque de eso no se puede fiar, porque cuando se cansan de alguien se lo cepillan sin darle muchas vueltas a la cabeza, ya que sin duda una de las muertes más estúpidas de la TV es la del padre de Chuck Bass, en un accidente de tráfico  con una pedazo de limusina acorazada, ¡¡¡ circulando por el centro de Nueva York !!! (WTF?)

En cuanto al resto del reparto, los papeles están claramente marcados, por un lado la guapa rebelde (Serena van der Woodsen), la arpía mala, envidiosa y manipuladora (Blair Waldorf), el guaperas tontorrón que casi nunca se entera de nada (Nate Archibald), el maquiavélico niño mimado que desconfía de todos (Chuck Bass), la hermana pequeña que siempre se mete en lios (Jenny Humphrey), la amiga pesada de familia humilde y muy comprometida (Vanessa) y por supuesto la madre de Serena y mujer de Rufus, Lily, que tiene un papel de florero andante similar al que ya tuvo durante los años finales de Melrose Place, esa Obra de Arte de la telebasura refinada.

En cuanto a la trama central puedo entender que como en toda serie de adolescentes, se tienda a magnificar los problemas que rodean a los protagonistas para darle una sensación de seriedad y solemnidad a las historias, pero en esta serie es de lo que más chirría, ya que los problemas y preocupaciones que tienen parecen de gente de 50 años en vez de adolescentes de 18.

Tampoco voy a entrar a cuestionar la verosimilitud de esa presencia omnisciente en torno a la cual gira toda la serie, la Reina Cotilla o Gossip Girl, en cuyo blog se cuenta toda la vida de los protagonistas y que nadie sabe quien es o de donde saca las noticias.

El ingrediente fundamental de todo episodio es el evento de turno, al más puro estilo Sexo en Nueva York (Eric Daman, el diseñador de vestuario fue asistente en dicha serie), ya sea desfile de moda, cena de gala o acto de caridad. En todos los episodios hay algún sarao para enseñar los vestidos, zapatos y joyas super caras que llevan las chicas y algún que otro vistazo a los trajes y esmoquins de los chicos. Todo ello con una música juvenil que a mi me suena siempre igual y entre un desfile de despampanantes limusinas.

Sinceramente, creo que si le quitas a esta serie el envoltorio de glamour y lujo que tiene, el diseño de producción es excelente y te centras en la historia que te cuentan o la actuación de los protagonistas, no queda absolutamente nada y está claro que no todas las series tienen que ser Mad Men, y que de vez en cuando apetece ver algo intrascendente, pero sin duda que hay dramas adolescentes mejores, sin ir más lejos creo que The O.C., la anterior obra conocida de Josh Schwartz, o actualmente The Vampire Diaries, son bastante más completas.

Y a pesar de todo sigo cada semana Gossip Girl.... no encuentro explicación, pero lo hago.

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